miércoles, 30 de junio de 2021

(No) Viernes de Poesía: Fragmento de Outgoing Vessel – Ursula Andkjær Olsen

Fragmento de Outgoing Vessel

Ursula Andkjær Olsen 

Traducción de Oscar Bonilla. 




El anhelo se mueve en todas direcciones

Como una luz esférica dispersa alrededor

Peino mi cabello en su círculo

 

Para ser más concisa:

El anhelo humano se fragmenta como un

BIG BANG alrededor de esto

 

Alrededor del humano

Afuera, en la hierba húmeda

Cabello

 

Es este BIG BANG lo que debe retornar en su condición original

Una esfera infinitamente solida;

Debe ser moldeado en un material uniforme y duro

Y colocarse en el agujero que está bajo el corazón

 

Donde deberá permanecer. 


viernes, 30 de octubre de 2020

Viernes de Poesía: El sauce - Anna Ajmátova

El sauce

Anna Ajmátova

Traducción de Oscar Bonilla




 

Maduré en medio de una paz nacida del mando,

En la infancia del naciente siglo.

Las voces de los hombres nunca fueron cercanas a mí,

Pero la voz del viento, eso sí podía entender.

Preferí la compañía de ortigas y bardanas,

Aunque mí favorito siempre fue el sauce de plata.

El llanto de sus ramas avivaba de sueños mi inquietud.

Permaneció en el mismo sitio toda mi vida por obligación,

Y ahora, con sorpresa, lo he sobrevivido yo.

Sólo queda el tocón.

Con voces extrañas, otros sauces conversan entre sí,

Debajo de nuestro… debajo del cielo.

Yo permanezco en silencio, como si hubiera perdido a un hermano.

 


miércoles, 21 de octubre de 2020

Soledad mexicana - aniversario luctuoso de Jack Kerouac

Soledad Mexicana

Jack Kerouac

Traducción de Oscar Bonilla




 

Soy un extraño infeliz que asimila las calles de México

Mis amigos han muerto,

Mis amantes han desaparecido,

Mis putas han sido proscritas,

Mi cama ha sido agitada y elevada por terremotos.

No tengo hierba bendita para volar junto a la luz de la vela y soñar,

Sólo tengo  humo de autobuses, tormentas de polvo y mucamas que me espían a través de hoyos tallados en las puertas para observar a los masturbadores coger con almohadas.

Soy la Gárgola,

de Nuestra Señora,

Que sueña en el espacio

Niebla gris del sueño.

Mi cara se dirige a Napoleón.

No tengo forma.

Mi libro de direcciones está lleno de QEPDS.

No tengo valor en el vacío.

Me siento bien sin honor.

Mi único amigo es un marica viejo,

Al que le falta su máquina de escribir.

Y, si él es mi amigo, seré sodomizado.   

Me queda algo de mayonesa,

Un bote de aceite que no quiero,

Campesinos lavando el tragaluz.

Un loco se limpia la garganta

En el baño de junto

Cien veces al día,

Mientras compartimos techo.

Si me emborracho me da sed.

Si camino me rompo el pie.

Si sonrío mi mascara es una farsa.

Si lloro soy un niño.

Si recuerdo soy un mentiroso.

Si escribo, la escritura termina.

Si muero, la muerte termina.

Si vivo, la muerte comienza.

Si espero, la espera es más larga.

Si voy, el ir se va.

Si duermo la bendición pesa,

La bendición pesa sobre mis parpados.

Si voy a películas baratas las pulgas me comen,

Y las películas caras, esas no las puedo pagar.

Si no hago nada, nada se hace.

 

viernes, 11 de septiembre de 2020

Viernes de poesía: Despedida — Vladímir Mayakovski

 

Despedida

Vladímir Mayakovski

Traducción del inglés por Oscar Bonilla






 

El auto,

El último intercambio de Francos,

—¿Cuánto tiempo se hace de Kotor a Marsella?—

París corre,

Viene a verme partir,

Y su imposible belleza

Se cierne sobre mis ojos;

La humedad del adiós.

Mi corazón se ablanda

Sentimental.

Me hubiera gustado

Vivir y morir en París

De no haber existido

Aquella otra tierra

Llamada Moscú.

 

V.M. (1925)

viernes, 24 de julio de 2020

Viernes de poesía: Si... — Rudyard Kipling


Si... 

Rudyard Kipling
Traducción: Oscar Bonilla





Si puedes mantener el juicio cuando todos a tu alrededor
Pierden el suyo y te culpan de ello a ti,
Si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan,
Sabiendo aceptar sus dudas bien;
Si puedes esperar y no desanimarte por la espera,
O recibir mentiras sin volverte un mentiroso,
O ser odiado sin dar lugar al odio,
Y todo ello sin darte aires ni hablar como un sabiondo:

Si puedes soñar —sin hacer del sueño un amo;
Si puedes pensar—y no hacer del pensamiento tú único objetivo;
Si puedes encontrar al Triunfo y al Desastre
Y dar el mismo trato a ambos impostores;
Si puedes tolerar el escuchar verdades que tú has dicho
Tergiversadas por canallas para hacer de ellas trampas para tontos,
Si puedes tolerar el ver cosas a las que has dado tu vida, rotas,
Y detenerte para volver a construirlas con gastadas herramientas:

Si puedes hacer un hatillo de todas tus ganancias
Y arriesgarlo todo al lanzar una moneda,
Perder y empezar de nuevo en cero
Sin hablar jamás de tu tragedia;
Si puedes forzar a tu corazón, tus nervios y tendones
A servirte mucho tiempo después de que se han ido,
A quedarse cuando no hay nada más en ti
Salvo la Voluntad que dice: “¡Aguanta!”

Si puedes hablar con multitudes y conservar tu virtud,
O caminar entre reyes—sin perder la sencillez,
Si ni enemigo ni adorado amigo pueden herirte,
Si todos los hombres pueden contar contigo, pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar el minuto implacable
Con sesenta segundos de distancia recorrida,
Entonces tuya será la tierra y todo lo que en ella hay,
¡Y —más importante aún—serás, hijo mío, un hombre!


jueves, 9 de julio de 2020

Escritores en la guerra: Hemingway y la muerte


Oscar Bonilla           




Ernest Hemingway aconsejaba tratar a la muerte como a una puta: está bien tomar un trago con ella, pero no hay que llevarla escaleras arriba. Pero Hemingway ignoró su propio consejo aquella mañana en que tomó una escopeta en su casa de Idaho y se pegó un tiro en la cabeza. Tenía 61 años, tres hijos, tres ex esposas y los premios Pulitzer y Novel. Era también, probablemente, el escritor vivo más famoso de su tiempo. Y aunque su suicidio no debió ser una sorpresa para sus allegados (después de todo, tras el suicidio de su padre, Hemingway anunció que él se iría de la misma manera) los escarceos de Hemingway con la muerte comenzaron desde su infancia y continuaron hasta convertirse en una obsesión que determinó, en gran medida, el curso de su vida.




Hemingway nació en Oak Park, Illinois, en 1899, en el seno de una familia de clase media. Fue el segundo de los seis hijos procreados por Clarence Edmonds y Grace Hall, un doctor y una cantante de opera amateur. Acerca de la infancia de Hemingway, y de las repercusiones psicológicas que esta tuvo sobre el desarrollo de su personalidad, se ha teorizado mucho: se habla de un padre débil, fácilmente dominado por la madre; se habla de que el pequeño Hemingway fue vestido de niña durante su primera infancia. Es a estas situaciones a las que se recurre para explicar el personaje de macho violento que Hemingway cultivó durante el resto de su vida, sugiriendo el miedo a la castración como posible causa de su hipermasculinidad. Esta, sin embargo, no deja de ser una explicación superficial que ignora la complejidad del ser humano que fue Ernest Hemingway. Después de todo, no fue solo el personaje de la vida pública, sino el artista, el escritor que renovó el uso del lenguaje inglés en la literatura, y cuyos cuentos, centrados en la psicológica de los personajes, superan la anécdota, no a través de la acción, sino de la sutileza, de la omisión y del estilo. Hemingway fue el machista, sí, pero también el tipo cursi de las cartas que escribía a sus amantes, en las que se expresaba con el lenguaje de los adolescentes. Fue, además, un individuo cuya obsesión por la muerte dirigió el curso de su vida. Esta obsesión se manifestó en distintas formas: la guerra, la cacería, las corridas de toros; y concluyó con su suicidio (prueba del grado en que todas esas expresiones de la muerte estaban relacionadas entre sí, es el dicho del propio Hemingway, quien confesaba que mataba animales para no matarse a sí mismo).
            Más allá de las cacerías infantiles, animadas por el padre, es la entrada de Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial lo que brinda al joven Hemingway, todavía adolescente, su primera oportunidad para rozarse con la muerte. Aunque es rechazado por el ejército debido a su visión deficiente (durante la Primera Guerra Mundial no se aceptaba a soldados que usaran o necesitaran usar lentes, debido a que dificultaba el uso de la máscara anti gas. Más adelante los alemanes diseñaron lentes especiales para ser usados bajo la máscara, aunque siguió considerándose como la última opción), Hemingway logra ir a la guerra en Europa enlistándose como conductor de ambulancias en la Cruz Roja. Una vez allí, es destinado a Italia y su experiencia de guerra se limita a conducir, retirar a los heridos del frente de batalla y llevar raciones a los combatientes. Finalmente, es herido por la explosión de un mortero y su breve incursión en la guerra termina, pero no antes de que le otorguen una medalla por continuar con su labor de rescate pese a estar herido. Pasa el resto de la guerra en un hospital y, cuando regresa a casa, se dedica a dar charlas en las escuelas locales, donde lo reciben como un héroe.




Durante los años que siguen, Hemingway se consolida como escritor, va a corridas de toros, de cacería y pesca. Asiste, también, a la Guerra Civil Española y a la Segunda Guerra Mundial, esta vez como reportero de guerra.
            Después del suicidio de su padre, en 1928, Hemingway escribe una carta a la madre de Pauline, su segunda esposa, diciéndole que, probablemente, él morirá de la misma manera. A partir de ese momento, su comportamiento autodestructivo se agrava. Aunque siempre fue un gran bebedor, comienza a abusar del alcohol cada vez más. Durante los siguientes treinta años, además de asistir a distintos conflictos bélicos de forma voluntaria, viaja a África para ir de safari y termina involucrado en dos accidentes de avión que lo dejan herido y con posible daño cerebral.
            Hemingway escribió cuentos y novelas que lo convirtieron en un mito viviente, ganó las distinciones literarias más importantes del mundo y vivió una vida agitada. Pero, a los 61 años, cansado y después de ser obligado a abandonar Cuba (aparentemente por presión del gobierno Norteamericano, pues Castro estaba en el poder), la mañana del 02 de julio de 1961, Hemingway se levantó temprano, tomó una escopeta y se suicidó.
            El suicidio, sin embargo, no se conformó con Ernest y su padre. Dos de los cinco hermanos de Hemingway: Leicester y Ursula, también se suicidaron. Más adelante, la actriz Margaux Hemingway, nieta de Ernest, terminó con su vida a los 42 años. Como explicación, algunos sugieren una especie grave de depresión hereditaria, otros apuntan a una condición llamada Hemocromatosis, que provoca una acumulación de hierro en el organismo y que fue diagnosticada tanto a Ernest, como a su padre, Clarence. Y, aunque las causas reales siempre serán un misterio, durante las últimas décadas, Mariel Hemingway, hermana menor de Margaux, se ha dedicado al activismo en favor de la salud mental.   
            En el año 2006, el doctor Christopher Martin, de Houston, Texas, escribió una autopsia psicológica de Hemingway en la cual concluyó que, a la luz de la enfermedad mental, los logros de Erenst Hemingway son más notables, pues muestran que era un hombre de fuerza y resiliencia extraordinarias, a pesar de que al final perdiera su batalla.
           



viernes, 3 de julio de 2020

Viernes de poesía: Canción infantil – Robert Lowell


Canción infantil  
Robert Lowell
Traducción: Oscar Bonilla





Mi lamparita de juguete barata 
Da poquita luz
Toda la noche, toda la noche,
Mientras mis músculos se contraen.

Algunas veces toco tú mano
A través de mi catre,
Y nuestros dedos se entrelazan,
Pero no hay ninguna mano

Para llevarme a mi hogar—
No hay isla del caribe,
Donde incluso el tiburón se sienta en casa.

Debe ser el cielo.
Allí, en esa isla,
Donde la blanca arena brilla
Como fuego de abedul.

Ayuda, córtenme en dos,
¡Pónganme en la repisa!
Hay veces en que el pequeño pillo
¡No puede ni aguantarse a sí mismo!