lunes, 18 de junio de 2018

Anne sexton: poesía e intimidad femenina


(Publicado originalmente en el periódico Entretodos, N° 187, marzo 2018)

Anne sexton: poesía e intimidad femenina.
Oscar Bonilla




Depresiva, talentosa y autodestructiva: Anne sexton fue una poeta norteamericana que, a mediados del siglo pasado, irrumpió en el mundo de las letras para cargar en contra de la hipocresía del mundo en el que le tocó vivir. Nacida en una familia burguesa y condenada a llevar una vida similar al contraer matrimonio, la enfermedad mental apareció en su camino para desbaratarla y llevarla en otra dirección. Anne, diagnosticada con lo que hoy llamamos trastorno bipolar, comenzó a escribir poesía como parte de una terapia psicológica. De esto nació un trabajo artístico que no temía hablar de masturbación, soledad, envejecimiento, pensamientos suicidas, abortos o menstruación. Lo que después fue conocido como poesía confesional, término dentro del cual se englobaban a otras poetas como Sylvia Plath. Aunque lo de Sexton, más que confesión, era un verdadero acto de exhibicionismo psicológico. En sus poemas podemos encontrar versos tan terribles y bellos como los siguientes: “Los suicidas tienen un lenguaje especial / ellos, como los carpinteros, quieren saber cuáles herramientas usar / nunca preguntan por qué construirán”. “Entonces llegó mi rival de ojos oscuros / la dama del agua, erguida en la playa / y yo pasé a ser la escoba usada / de noche, sola, me caso con la cama”. Las líneas anteriores pertenecen a los poemas Deseando morir y La balada de la masturbadora solitaria, respectivamente. Los cuales, no es difícil imaginar, causaron una reacción importante en la conservadora sociedad norteamericana de mediados de siglo. Pero fueron esta reacción y su arte lo que la llevaron a la fama, y fue la fama lo que terminó por vencer su delicada estabilidad mental. Al final, un día de octubre de 1974, Anne se bebió un vaso de vodka, se encerró en su cochera y encendió el motor de su automóvil. Tenía 45 años al momento de su suicidio. Y a nosotros nos queda recordar aquello que, antes de morir, dejó escrito para su hija en una carta: La vida no es fácil, es terriblemente solitaria. Yo lo sé. Ahora tú también lo sabes.